lunes, 31 de marzo de 2008

SENTIR EL TEATRO III: como lector

Las18:00 horas de cualquier domingo. A pesar de que no trasnoché demasiado me he levantado tarde. He dedicado la mañana a no hacer nada. Después de comer he dado un pequeño paseo por la playa, el paseo playero se está convirtiendo en una tradición. Vuelvo a casa, me acercó a la estantería en la que se halla mi pequeña biblioteca. Me apetece leer, me apetece soñar, me apetece reír. Busco entre los volúmenes, las obras completas de Miguel Mihura pueden ser el alimento adecuado para calmar mi hambre dominical. Cojo el voluminoso libro. Viendo el índice compruebo que prácticamente ya he leído casi todas las obras del genial madrileño. No importa. Leer, soñar, reír. “¡Viva lo imposible! O El contable de estrellas” es una buena opción. Leer, soñar, reír.

En la cama acomodó los almohadones para que la lectura, los sueños y las risas resulten lo más cómodo posible, las 1630 páginas del libro me lo ponen un poco difícil, pero el texto de Mihura supera con creces las dificultades ambientales, en las que se incluyen los gritos y ruidos variado de los vecinos.

Las primeras observaciones del autor me ayudan a situar la historia. El escenario cobra forma en mi imaginación. Ciertamente hoy estoy clásico, ni una pequeña concesión a los experimentos escenográficos. Los primeros diálogos nos introducen en la situación. El surrealismo de Mihura queda patente desde el principio.

VOZ DE MUJER: - Pues yo te digo que sí. VOZ DE HOMBRE: - Pues yo te digo que no. VOZ DE MUJER: - ¿Y que dijo el otro? VOZ DE HOMBRE: - Que no. VOZ DE MUJER: - Pues pudo haber dicho que sí. VOZ DE HOMBRE: - A mí también me extrañó mucho que dijera que no. VOZ DE MUJER: - ¿Y no iría a decir que sí? VOZ DE HOMBRE: - Yo creo que no.

Poco a poco van apareciendo los distintos personajes: Eusebio, Vicente, Rosa, Palmira, Sabino. La historia va cogiendo fuerza, lo absurdo y lo real se mezclan de forma magistral. Sin darme cuente empiezo a leer en voz alta, busco a cada personaje una voz diferente, gesticulo incluso. Las acotaciones, en ocasiones pueden distraer a la hora de la lectura, pero tratando M.M, no tienen desperdició y el humor también fluye en ellas.

( El VECINO no se ha podido contener. Ha salido de su casa y penetra en la de EUSEBIO, violentando un tanto la puerta del piso que no estaba del todo cerrada. Es un muchacho joven, modestamente vestido, que lleva pijama, abrigo y lentes )

Los pesonajes crecen con la historia, la historia crece con los personajes. Aparece el mundo del circo, domadores, payasos... el montaje de esta obra sería difícil para un grupo amateur y modesto como el mío, pero en mi imaginación todo es posible, como en la misma obra. Va llegando el final y he podido contemplar un maravilloso espectáculo sin salir de mi habitación.

En a penas hora y media he logrado el objetivo previsto para la tarde: leer, soñar, reír. Y ahora todavía resuena en mi interior una frase leída.

No llegar no es pecado, no partir sí”

No hay comentarios: