“Pinta, pinta sin parar ,mojar y extender y vuelta a empezar....” con lo que Chema nos enseñaba el difícil arte de la brocha gorda.
O también eso de:
“Ana soy Ana, los chicos de este barrio quieren ya jugar con Ana....” o quizás eso de...
“Mi llama, se llama Llama, pues Llama se llama....” y por supuesto el evocador....
“Laaaa,lala,lalala, Laaaa,lala,lalala,laaaaaaaaa.....”.
Y recuerdo con emoción y nostalgia como eran las tardes de la infancia, en las que después de merendar y hacer los deberes, enchufábamos la televisión y nos disponíamos a entrar en un mundo de fantasía, imaginación, espectáculo, creatividad y valores. Y recuerdo a Chema, a Espinete y Don Pinpón, a Ana, a los Chicos, a Supercoco, al conde Draco, a Epi y Blas, a la rana Gustavo, a Pepe el Sonrisas, a... y vienen a mi mente, sacudiendo mi corazón, Dabadabada, El kiosko, El planeta imaginario, 3-2-1 Contacto, La cometa Blanca. Y rememoró los sábados por la mañana con los Electroduendes, con Alaska y Santiago Auserón, con Pedro Reyes, La pequeña pandilla y la Familia Monster, y Lolo Rico educando un pato. La Bola de Cristal ha sido lo más grande que ha pasado por la televisión española. Y todavía siento la impaciencia con la que los sábados y domingos esperábamos el final del telediario de las 15:00 para ver a Dartacan y los Mosqueperros a Willy Fog, a Don Quijote y Sancho, a La pequeña Lulú, al Inspector Gachet, David el Gnomo. Viajo mentalmente a Fraguel-Rock y allí canto y bailo dejando mis problemas.
Y cuando pienso que hoy los niños al llegar del cole se encuentra lo que se encuentran, (no vale la pena ni siquiera nombrarlo) me da pena, mucha pena. Creo que soy como soy en gran medida por la tele que vi y viví de pequeño. Viendo la tele aprendí y viví cosas que de otra manera no hubiera aprendido o vivido. Por eso me da pena o quizá miedo la tele vespertina de hoy día.
Y en la persona de Chema, mi panadero favorito, quiero agradecer a todos los que hicieron posible momentos inolvidables de un valor que con los años va aumentando.
Gracias a todos.
Gracias Chema.
Gracias José Ramón Sánchez.
Pincha aquí para recordar muy buenos momentos