lunes, 8 de septiembre de 2008

LLEGÓ SEPTIEMBRE: rutina again

Llegó septiembro y poco a poco el verano se está yendo. Rehicimos el equipaje con nuevas propiedades, otras las perdimos, las extraviamos o simplemente las olvidamos.

Llegó septiembre y con él la rutina de los horarios y los quehaceres diarios. El despertador que suena, la ducha que se abre, el desayuno rápido, la agenda revisada, el cigarro de media mañana, el... y así cada día.
Llegó septiembre y con él las monótonas jornadas, comprobar el correo, atender lo urgente, desatender lo importante.

Llegó septiembre, las miradas furtivas al reloj, el mil veces repetido “joder llego tarde”, el claxon insistente en el semáforo, el empujón en la calle, el café rápido, la comida recalentada en el microhondas, los días pares carne, los impares pescado, todos verdura.

Llegó septiembre y con él la rutina y los ritos, los éxitos laborales y los artazgos profesionales, las necesarias charlas con los amigos y los ineludibles y pesados compromisos sociales.

Llegó septiembre y con él el recurso a cientos de aparatos que nos hacen dependientes, los inútiles funcionan, mientras que los necesarios empiezan a fallar.

Llegó septiembre y junto a los mil y un fascículos coleccionables llegan los perennes proyectos.

Llegó septiembre y con él la rutina que en el día a día detestamos, pero que quizá en el estío añoramos.

La rutina amada u odiada, disfrutada o sufrida, lenta o rápida, apasionante o aburrida, pero en cualquier caso ineludible.

La mayoría de mortales necesitamos de ella para sobrevivir, quizá por eso en ocasiones la odiemos, la maldigamos.

Rutina que ahora con septiembre se hace más evidente, más necesaria y ,como no, más rechazada.

Puesto que lo queramos, o no, la rutina ya está aquí, esperamos, deseamos que la de este año sea mejor que la rutina pasada.


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