domingo, 15 de junio de 2008

LA PARADOJA DEL AGUA

En los últimos meses dos temas han sido lo más tratados entre los españoles: uno es la crisis, o como se le quiera llamar, económica, el otro ha sido el agua, primero por su escasez, luego por el lluvioso mes de mayo que la climatología nos ha deparado y desde hace dos días por la Expo de Zaragoza. De economía no entiendo mucho así que prefiero no hablar de este tema. Sobre el agua no es que sea un gran experto, pero es uno de los elementos naturales que más me gustan y de los que más disfruto. Yo, como todos no podría vivir sin agua.

El H2O es para mí un elemento más que vital. Sé lo que es vivir o sobrevivir con carestía de agua, sé lo que es estar rodeado de agua que no se puede consumir sino después de un largo proceso de clorado, hervido y enfriamiento, sé lo que es esperar a que llueva para poder lavarme, sé lo que es una descomposición intestinal a causa de la ingestión de agua no apta para el consumo, sé lo que es tener sed y no poder beber. El agua es un bien que hemos de respetar, que hemos de consumir de una forma responsable. He vivido sin luz eléctrica y ha sido fácil acostumbrarme, he vivido en condiciones difíciles, sin ninguna comodidad, con poco alimento, sin ningún capricho ni vicio y a todas esas circunstancias más bien que mal me adapté en su día, pero la falta de agua potable ha sido la carencia más difícil de sobrellevar.

Pero el líquido elemento va más allá de lo corporal y es también un sustento para el alma, el espíritu o la psique. El agua forma parte intrínseca de los mejores paisajes con los que mi alma, mi espíritu o mi psique han gozado y disfrutado. En mi propia pueblo, en mi provincia, mi comunidad, mi país, mi continente y mi mundo el agua forma parte vital y esencial del paisaje, belleza que trae serenidad y calma, pero que desbocada puede ocasionar muerte y destrucción.

Esa es la paradoja del agua, esa es la paradoja de la naturaleza, de la humanidad y de la historia. Lo que engendra y trae vida a raudales, la puede arrasar en cuestión de minutos, de segundo quizá y así sunamis, trombas, riadas, tormentas tropicales, lluvias torrenciales han llevado la desolación y la muerte donde antes la misma agua era portadora de vida y riqueza. Es la paradoja la contradicción, la sinrazón incluso de nuestra propia condición humana.

Agua que puede refrescar, relajar, saciar, calmar. pero que puede también, quemar o helar, ahogar, asfixiar, arrastrar, inundar, golpear.
Agua de vida y agua con muerte, agua ambivalente, como la vida misma, como el amor, como el dolor, como la risa y la amargura, como la soledad. Agua que es vida y por eso el agua puede matar, porque la primera causa de la muerte es la propia vida.










1 comentario:

Bradley James dijo...

I don't speak Spanish very well. But your taste in men is impeccable.