lunes, 8 de diciembre de 2008

LOS COBAYAS HUMANOS DEL JUEZ CALAMITA

El juez Calamita defendía su actuación aduciendo que para él los niños adoptados por matrimonios homosexuales son cobayas humanas. No me referiré al personaje en cuestión, sus fundamentalistas argumentaciones ya lo retratan y definen con claridad. Prefiero en esta ocasión profundizar en la ya tristemente famosa expresión. Desde mi punto de vista todos somos cobayas, pues la vida es como un gran experimento cuyo resultado final, afortunadamente, desconocemos. Aunque a algunos no les guste, el ser humano es grandioso, magnífico y sobretodo libre. A pesar de que a otros tantos, o quizá sean los mismos les gustaría vernos a todos uniformados; cada persona es única e irrepetible y sus respuestas ante las diferentes situaciones en las que la vida les pone son en gran medida impredecibles. La persona siempre sorprende, a veces positivamente, otras negativamente. Creo que somos cada uno de nosotros quien nos vamos haciendo en cada paso que damos, en cada experiencia que tenemos. Cuando nacemos no estamos hechos, nos vamos haciendo y rehaciendo poco a poco. Por eso todos somos cobayas, nada está escrito, nada está determinado. Cuántos finales inesperados han hecho de la historia de la humanidad el fenómeno más difícilmente comprensible.


La vida es un experimento, el resultado del cual somos cada uno de nosotros. Pero, como en todos los experimentos, hay factores externos positivos que ayudan a un buen resultado final y factores externos negativos que lo malogran. Y en este experimento que es la vida de todos, también la de los niños adoptados por parejas homosexuales, uno de estos factores negativos que pueden estropear profundamente el resultado final son las actitudes discriminatorias y negativas de personas que desde su posición de autoridad jurídica hacen lo que hacen y de quienes lo aplauden como si de un héroe se tratase.


El juez tiene razón, los niños de parejas homosexuales, al igual que el resto de personas, son, somos cobayas humanas, lo que le faltó añadir es que ahí estaba él y sus correligionarios para asegurarse lo más posible que el experimento falle. La solución al problema que el juez mismo plantea no es impedir a los homosexuales que adopten niños, sino luchar por construir una sociedad en la que él y lo diferente tengan cabida.




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